Son varios los caminos que he seguido en mi proceso de aprender a bailar tango. También hay varias personas que me han ayudado en este proceso. Tengo dos amigos que han influenciado fuertemente en mi baile y el camino que quiero continuar en mi “Ser Tanguero”. Pienso que de ellos hablaré en muchos post. Para guardar el anonimato, los llamaré: mi amigo A y mi amigo C. En este post sobre “Desestructurarme para crecer”, hablaré de mi amigo A.
Mi amigo A era de una ciudad muy lejana, a muchas horas en bus. Cuando lo veía, hablábamos de tango durante horas. No me refiero a hablar durante 1 o 2 horas. Hablábamos 3, 4 o 5 horas continuas. Trasnochábamos hablando de tango.. ¡Es un loco!… y yo lo escuchaba.
Una de las veces que viajé a su ciudad, me quedé a dormir en su casa, y por la mañana, después de trasnochar milongueando y luego hablando de tango, despierto con el sonido de un bandoneón. Había invitado a un amigo bandoneonista para hablar de tango… ¡por la mañana!. Ellos ya llevaban un rato charlando. Yo, medio dormido, me senté y escuché.
Pues así es mi amigo A…¡Un loco lindo!….
Siempre me daba muchos consejos, algunos los he olvidado y otros han calado profundamente en mi mente. Aún me acompañan. No tienen caducidad.
Uno de estos consejos era: “Alexis, debes desestructurarte. Para crecer, debes desestructurar tu baile”.
Me lo repetía una y otra vez, como si mi futuro tanguero dependiera de ello.
Al hablar de “desestructurar el tango”, se refería a esos momentos de crecimiento en los que hay que romper con todo. Volver a las bases. Hacer borrón y cuenta nueva. En el tango, siempre arrastramos vicios, malas formas, detalles que siempre podemos mejorar. Una vez escuché que el libro “El principito” de Antoine de Saint-Exupéry se lee y se entiende diferente de niño, adolescente, adulto o viejo. Para mi amigo A, en el tango sucede lo mismo. Si volvemos a las bases, entenderemos los conceptos de manera diferente, desde otra perspectiva.
Mi manera de desestructurarme ha sido particular.
Cuando sentía que ya no disfrutaba bailando porque mis movimientos eran: demasiados, mecánicos y sucios. Ese momento en el cual no sabes qué camino seguir para crecer, pues bailar tango abrazado no te hace el camino fácil para encontrar posibilidades. Cuando después de la milonga, al regresar a casa, sentía que no sentía lo que me gusta sentir. Y cuando esto se repetía durante semanas. Entonces llegaba el momento de romper con todo. Me decía “todo está mal, así que todo se va a la basura” no con estas dulces palabras, pero era la idea.
Para ello, me obligaba a eliminar todo tipo de movimiento ¡absolutamente todos!, incluyendo esos movimientos favoritos que tanto cuesta aprender y que uno piensa que dejarán fascinada a las chicas con las que baila…¡todos!… y solamente me dedicaba a caminar, solo caminar.
“Sólo caminar”, esa era mi consigna.
Para no tener la tentación de hacer algún movimiento extra, debía escoger muy bien con quien bailar. En algunas ocasiones bailaba con una mujer que tenía la característica de tener una caminata muy precisa. Esta mujer me daba la sensación de no necesitar otra cosa que caminata y pausa, y caminar con ella era un verdadero placer.
Con esta conducta, pude encontrar cosas que antes estaban ocultas. Esas sutilezas profundas que sólo puedes sentir, escuchar con tu cuerpo si no hay ruido, y lo único que haces es caminar y pausa, caminar y pausa…¡pausa!..sshhh…pausa. Pausas largas y cortas, profundas o livianas, pausa llenas o vacías. Y de la pausa nacía una caminata coherente con esa pausa, una caminata diferente de las que antes hacía.
Después de unos días todo era diferente, volvían lentamente los movimientos, pero no todos, solamente los movimientos que tenían sentido con las sensaciones nuevas que había descubierto.
En una ocasión, después de un proceso de desestructuración, eliminé todos o casi todos mis movimientos favoritos. Me di cuenta que éstos quitaban más que sumaban al baile.
Supongo que la idea general de crecer en el tango es “tener más”, aprender más pasos y manejar más combinaciones de movimientos para tener mayor libertad de acción. Es necesario si quieres avanzar. Por eso siempre queremos más. Pero yo “el rarito” a veces se va en sentido contrario. No agrego. Elimino posibilidades para obligarme a encontrar…heeee..no sé qué cosa encontraré…
Y este ha sido mi método de desestructurar mi tango y que me ha dado excelentes resultados.
Los mejores cambios sin ayuda de información externa, los he logrado con este método.
A veces, cuando doy clases privadas, les digo a mis alumnos que deben desestructurarse para poder avanzar y se los digo como si su futuro tanguero dependiera de ello.
Alexis